No eres tú.

No eres tú, amarillenta, escamada y manchada capa que usurpas el lugar de su piel curtida.

No sois vosotros, bultos desordenados de huesos que escapáis de su cuerpo.

No eres tú, mueca despiadada que inmovilizas su sonrisa.

No sois vosotras, arrugas infames que vestís de pordiosera su natural elegancia.

No eres tú, insomnio incansable que enmudeces la placidez de sus inalterables ronquidos.

No eres tú, velo gris que ocultas la negra profundidad de su mirada.

No sois él.

Ninguno de vosotros os acercáis lo más mínimo a lo que es él.

Y aún así, os estáis apoderando de su recuerdo en mí.

Dejad a mi padre en paz, hijos de puta.

Deja un comentario